Fisioterapeuta para Lesiones Traumatológicas en Granada

En este bloque nos podemos encontrar con diferentes tipos de lesiones, tales como:

  • Esguinces
  • Fracturas
  • Tendinitis
  • Bursitis
  • Problemas de meniscos
  • Condromalacia rotuliana
  • Roturas fibrilares

Esguinces

Un esguince es una distensión de un ligamento, normalmente resultado de un movimiento brusco y descontrolado. Si la distensión es fuerte, a veces pueden romperse algunas fibras del mismo. En ese caso es cuando hablamos de diferentes grados:

  • Primer grado: existe una distensión leve
  • Segundo grado: hay una distensión más importante, con rotura de algunas fibras del ligamento.
  • Tercer grado: la rotura del ligamento es prácticamente completa y a veces va acompañada de arrancamiento óseo. Suele necesitar cirugía.

Puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo. El más frecuente es en el tobillo, en el ligamento lateral/peroneo externo, seguido de la rodilla, la mano, los dedos y la región cervical (por accidentes con latigazo cervical). En los casos de primer y segundo grado, pasados 4 días se recomienda empezar con el tratamiento fisioterapéutico, junto con una serie de pautas y medidas a llevar en casa. Se utilizan técnicas de masaje, movilización, osteopatía, miofascial, crioterapia, vendajes (funcional y neuromuscular), readaptación a la actividad física y al ejercicio. En los casos de los esguinces de tercer grado, como suele haber un periodo de inmovilización, el tratamiento comienza inmediatamente después de retirar la misma. El tiempo de recuperación varía en función del esguince, pudiendo ir de 1 o 2 semanas en los casos más leves hasta unos 2 o 3 meses en los casos más graves.

Fracturas

Las fracturas precisan de un período de inmovilización para favorecer el proceso de osificación. Tras la retirada de la misma, nos encontramos con que la zona presenta edema, inflamación, limitación del movimiento, dolor y pérdida de tono muscular y fuerza. Por ese motivo, es recomendable comenzar con el tratamiento de forma inmediata, para favorecer el proceso de recuperación funcional y adaptarse lo antes posible a las actividades de la vida diaria. Se utilizarán diferentes técnicas, como en el caso de los esguinces, adaptadas para cada caso.

Tendinitis

Es una afectación que cada día nos encontramos con más frecuencia. Ocurre a nivel del tendón, la inserción del músculo al hueso. Puede ocurrir en cualquier tendón, pero las más frecuentes son:

  • Tendinitis de hombro (bíceps y manguito de los rotadores – supraespinoso e infraespinoso-)
  • Tendinitis de los supinadores – pronadores (confundidas a veces con epicondilitis y epitrocleitis, los famosos codos de tenista y golfista)
  • Tendinitis del abductor largo y del extensor corto del pulgar (Tenosinovitis de Quervain o síndrome de la tabaquera anatómica)
  • Tendinitis cuadricipital y rotuliana
  • Tendinitis aquílea
  • Tendinitis del tibial anterior

Para el tratamiento se utilizarán diferentes técnicas, como en los casos anteriores. Para este tipo de afectación, también da muy buen resultado utilizar la punción seca, una técnica invasiva y algo dolorosa pero bastante eficaz, que ayuda de una forma más rápida en el proceso de recuperación (siempre y cuando el paciente esté de acuerdo y conforme con la explicación y aplicación de este tratamiento). Se necesitan varias sesiones, dependiendo del grado de afectación.

Bursitis

La bursa es una bolsa serosa que se encuentra en algunas de nuestras articulaciones como cadera, hombro y rodilla. Sirve como protección de nuestros músculos y tendones frente a salientes óseos. La bursitis es la inflamación de esta bolsa. Suele ser más común en mujeres que en hombres y con diferentes orígenes: traumatismos, exceso de fricción, impactos repetitivos, artritis, artrosis, dismetrías (en el caso de los miembros inferiores), asimetrías biomecánicas, espolones, sobrepeso/obesidad, etc. Los síntomas más frecuentes pueden ser: dolor en reposo, dolor en algún movimiento determinado o a la carga de peso, inflamación y limitación del movimiento articular. Es muy importante realizar un trabajo de rehabilitación de varias sesiones junto a una serie de pautas y ejercicios para realizar en la vida diaria (durante el proceso de recuperación y también como mantenimiento posterior). En los casos más graves en los que no llega a haber una buena recuperación se puede realizar un tratamiento quirúrgico (y rehabilitación posterior), pero son menos frecuentes. La rehabilitación normalmente suele ir de 4 a 6 semanas, aunque (como siempre) esto es algo que depende de cada persona, del grado de afectación que tenga, su peso, la actividad física que realice, etc.

Problemas de meniscos

Las lesiones de meniscos se producen con una alta incidencia, sobre todo en deportistas, aunque puede afectar a cualquier persona. La función de los meniscos es facilitar el movimiento natural de la rodilla de flexión – extensión y, sobre todo, amortiguar y proteger la articulación. Una lesión meniscal normalmente conlleva otros problemas o lesiones asociadas (en la misma rodilla, en la contraria, a nivel de caderas, pies, espalda, etc.). Se pueden lesionar por desgaste, impactos, malas posiciones en flexión forzada o con giros de rotación bruscos en la rodilla. Los síntomas suelen ser dolor de gran intensidad, inflamación, edema, limitación al movimiento e incluso bloqueo de la rodilla. Hay pruebas manuales que ayudan al diagnóstico. No obstante, lo más fiable es una resonancia magnética para así poder ver la extensión de la lesión. Hay que decir que el menisco tiene una parte vascularizada y otra sin riego sanguíneo. Cuando la lesión afecta a la parte vascularizada, la periférica, hay regeneración de la misma. Cuando afecta a la parte más interna, no puede recuperarse por esa falta de irrigación. En estos casos es probable que sea necesario recurrir a cirugía por artroscopia para limpiar la zona dañada. El tratamiento depende del grado de afectación, si ha requerido cirugía o no. Se realizan diferentes técnicas de fisioterapia manual avanzada, osteopatía, masaje, miofascial, vendajes terapéuticos y ejercicio adaptado. Es importante realizar un buen trabajo de ejercicio con alineación de la rodilla, controlando la carga y el gesto. Así mismo, es muy favorable realizar ejercicios de fortalecimiento y propiocepción, ya que ayudan a mantener un mejor control biomecánico y postural.

Condromalacia rotuliana

En las articulaciones, en las zonas óseas de roce de unos huesos con otros existe un tipo de tejido de revestimiento protector, llamado cartílago. Este tejido no está vascularizado por lo que se nutre por el líquido que se encuentra a su alrededor. Esto hace que su capacidad de regeneración sea diferente a la de otros tejidos (hueso, músculo, etc.). La erosión, el  reblandecimiento y el desgaste de este tejido se denomina condropatía o condromalacia. Una de las articulaciones más afectadas es la rodilla, en concreto a nivel de la rótula. Causas:

  • la edad es un factor que agrava la aparición de esta patología; no obstante, suele producir mucho más dolor en una persona joven que en alguien mayor
  • factores genéticos
  • torsiones o desviaciones de la rodilla y de la rótula (que tiende en la mayoría de los casos a desplazarse hacia externo, de ahí que a veces también se denomine síndrome de hiperpresión rotuliana externa)
  • descompensaciones musculares
  • deportes asimétricos o de impacto
  • exceso de ejercicio
  • exceso de sedentarismo
  • problemas viscerales (que producen una afectación en cadena muscular sobre el vasto externo del cuádriceps)

En cuanto a los síntomas, el principal es el dolor. También puede aparecer ruido en la articulación, inflamación y limitación del movimiento. El dolor no tiene por qué ser proporcional a la lesión. Puede haber una lesión pequeña que produzca un gran dolor y viceversa. Aparece principalmente al ponerse de cuclillas, al bajar cuestas o escaleras y, en ocasiones, tras permanecer mucho tiempo sentado con la rodilla flexionada. La única prueba diagnóstica que confirma de forma evidente la presencia de condromalacia es la resonancia magnética. En las radiografías y en las ecografías no se puede apreciar el daño erosivo del cartílago. Para el tratamiento, como siempre, es preciso realizar una buena evaluación clínica. Se utilizan diferentes técnicas de terapia manual, osteopatía, masaje, punción seca, miofascial, vendajes y ejercicios terapéuticos. En algunos casos también es necesario hacer un trabajo más global con técnicas de terapia craneosacral y manipulaciones viscerales.

Roturas fibrilares

Como bien indica el nombre, es una lesión del músculo en la que las fibras que componen el músculo se rompen, causando un dolor muy agudo, concreto y localizado. Se suele decir que se asemeja a la sensación de recibir una pedrada, de ahí que a veces se denomine también como “síndrome de la pedrada”, sobre todo en el caso de los gemelos. Se puede producir de forma directa por una contusión de fuerte impacto, por un estiramiento excesivo o por una elongación brusca causada por una contracción rápida y fuerte. A veces aparece hematoma en la zona o cerca (según la profundidad). Se consideran diferentes grados en función de la localización, la extensión, si solo afecta a unas fibras determinadas (micro-roturas) o a una mayor parte del músculo (desgarro muscular). La edad, la actividad física previa a la lesión y la existencia de enfermedades metabólicas, condiciona también el grado y la evolución de la lesión. Las roturas más frecuentes suelen ser en gemelos, isquiotibiales, cuádriceps y manguito rotador. La mejor forma de diagnosticar la rotura es a través de una ecografía. No obstante también se puede percibir en algunos casos con palpación manual y algunas pruebas de contracción. El tiempo de recuperación varía dependiendo del tipo de rotura o desgarro, el tratamiento realizado, la edad, el peso y el estado previo a la lesión. Generalmente, con un buen tratamiento las roturas leves se suelen recuperar en unos 10 días, las moderadas en unas 3 – 4 semanas y las graves tardan de 1 a 3 meses. El tratamiento se realiza con crio/termoterapia, drenaje, masaje, movilizaciones y ejercicios adaptados a cada caso y a cada fase de la lesión.

Plácido García

Fisioterapeuta y Terapeuta Transpersonal

Adrián Morón

Fisioterapeuta